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domingo, 2 de marzo de 2014

La tortura de abrir un tetrabrik.

Hace ya varias décadas que conviven con nosotros estos recipientes irrompibles ante una caída, que sin embargo, resulta mortal para sus primas las botellas de vidrio.

Otra ventaja que tienen es que sus formas rectas les hacen acomodarse muy bien en cualquier viaje ya sea cuando son transportados hacia nuestras casas o cuando nosotros los sacamos de excursión al campo, por ejemplo, facilidad de transporte que no tenían sus femeninas y curvas parientes las antiguas botellas de vidrio.

Pero alguna desventaja tenían que tener, y la que tienen perdura a lo largo de las distintas generaciones de tetrabrik, y es simplemente lo que nos torturan cuando los abrimos.

Repasemos la historia de esta tortura que siempre tenía como desenlace acabar con las manos o la ropa manchadas por la imprevista salida de parte del liquido del tetrabrik.


Todo empezó con una frase que decía “cortar por la línea de puntos” , muy fácil aparentemente si tenías unas tijeras, algo más temerario si tenias solo un cuchillo y toda una aventura con final desafortunado, casi seguro, si solo tenías los dedos de la mano.

En cualquiera de los tres casos el nivel de concentración en seccionar la esquina del tetrabrik era tal, que se nos olvidaba dejar de apretar la caja con lo que en el momento que se producía la incisión en el cartón, el liquido confinado y presionado por nuestras manos sentía la libertad y la manifestaba manchándonos las manos o la ropa en su salida o incluso la cara si estábamos viendo demasiado de cerca la operación.

A alguno que sufrió estos percances se le ocurrió dar un paso más en la ingeniería de los tetrabrik convirtiendo la línea de puntos en una línea de puntos a medio perforar, alguno lo llamo abrefácil, con cierto optimismo, porque el resultado era sensiblemente parecido.

Después, e inicialmente para torturar a los niños en la merienda con los pequeños tetrabrik monodosis, a otro se le ocurrió la solapa adhesiva que al ser retirada dejaba a la vista un orificio en forma de lagrima por donde saldría el liquido, todo iba bien hasta el momento de retirar la solapa, en el que una mano salia disparada con la solapa hacia un lado y por el principio físico de acción y reacción la otra mano salia disparada hacia el lado contrario con el tetrabrik, mojándonos otra vez a nosotros mismos o a algún amigo o familiar o peor aún a algún desconocido que se había puesto a tiro.

Una variante de lo anterior , y estrictamente para los tetrabriks de las meriendas era la pajita que venía con el tetrabik para perforar la solapa en vez de despegarla, a veces no había ni solapa , tan solo el agujero con papel de aluminio esperando a ser perforado por la pajita cortada a 45º en pico de flauta en su extremo, a los traviesos niños esto le hacia mucha ilusión ya que las posibilidades de mancharse al perforar el tetrabrik eran altísimas y esto era un gran aliciente para distraerse en el inicio de la merienda y ver exclamar a su madre ¡Otra vez te has manchado! Algunos los más travieso, sabían exactamente como perforar el tetrabrik para mancharse y hacer aflorar los nervios a su madre.

En esta carrera por mejorar el sistema de apertura de los herméticos envases de tetrabrik, surgió el tapón de rosca , primero en la versión en la que al desenroscar aparecía una anilla de la que había que tirar para levantar la solapilla de papel de aluminio.¿ En cuantas ocasiones te has quedado con la anilla en la mano? En esas ocasiones había que buscar algo con lo que perforar la solapilla que ya no se podía despegar, en cualquier caso ya fuese perforando o tirando de la anilla y la solapa , las posibilidades de mancharte eran nuevamente altisimas porque en este instante de gran concentración lo habitual era olvidarse de dejar de apretar la paredes del tetrabrik, con lo cual volvía a salir el liquido a presión como en ocasiones anteriores.

Y por ultimo el más sofisticado es el tapón de rosca que en los primeros segundos y a priori parece que no abres ni girando a izquierdas ni a derechas, y esto es porque debajo del tapón hay un artilugio que con esos primeros giros a ambos lados esta perforando el tetrabrik, peligro que tiene este método, el encuentro entre el artilugio y el cartón de tetrabrik es tan violento que a veces se rompe el artilugio y te encuentras algún trocito de plástico flotando en el liquido del tetrabrik cuando viertes su contenido en un vaso.

Para terminar con esta antología de la apertura de los tetrabrik están los nuevos de sopa con fideos incluidos, que requieren casi siempre dos intentos en su apertura, yo me los he encontrado con la linea de puntos para ser cortada, el problema es que haces el corte habitual en un tetrabrik y se atasca la salida por los fideos , con lo cual hay que dar un segundo corte más amplio.

Espero que o te hayas sentido identificado en esta casuística o alertado si alguno de los casos no lo habías sufrido.

Si te ha gustado este artículo lee otra batalla cotidiana en ¡Qué difícil es abrir una lata!
http://mgongarcia.blogspot.com/2010/09/que-dificil-es-abrir-una-lata.html

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